miércoles, 17 de junio de 2015

¡BAÚL DE RECUERDOS!

El parque del edifico El Greco, de la Urbanización Quinta Tristán, es un lugar que a acogido desde niños y adultos y que ha guardado gratos recuerdos de cada generación. Cuando sucedió el terremoto en el 2001 parecía que ese espacio de recreación, había desaparecido, pero las ansias de volver a jugar de 4 pequeños niños, ayudaron a reconstruir el pequeño patio. Actualmente alberga a 48 familias, que cada vez que pueden, salen de sus casas para disfrutar un momento en su parque.

Por: Sol Farah Luna Castillo

Un parque, puede significar muchas cosas, un lugar de diversión con juegos, un lugar para descansar con verdes pastos y lindas bancas, o un lugar para pasear y observar. Un parque puede ser o no especial para alguien. Según el diccionario de la Real Academia Española. La definición de la palabra parque es “Terreno acotado en núcleos rurales o urbanos, generalmente con plantas y árboles, destinado a usos diversos, especialmente al recreo público”. La definición cambia según la persona, y el cariño también.

Pero hay un parque en particular, ubicado en el Edificio el Greco, en la Urb. Quinta Tristán del distrito de José Luis Bustamante y Rivero es un lugar pequeño, no tiene arboles pero si pasto y algunas flores que quieren brotar alrededor de las veredas que lo rodean para pasar de bloque en bloque, cuanta con dos bancas, dos columpios, un subibaja y un resbalón (todos de color anaranjado) que con el pasar de los años ya se nota que están viejos, despintados y oxidados, pero eso no imp ide que los niños se diviertan, que enamorados se balanceen en sus columpios y que abuelos tomen un baño de sol por la mañana en las bancas. Suena como un parque cualquiera, pero guarda recuerdos gratos para muchas personas.

Su creación se remonta a 1991, cuando un 27 de julio el señor Alberto Gómez de la Torre junto con su socio de toda la vida Raúl Zamalloa Hinojosa, ambos Ingenieros de 35 años de edad, vieron que construir edificios no significaba mucha inversión y que alquilarlos y venderlos les daría grandes ganancias, es así que decidieron construir uno. El terreno que más les agrado fue el que estaba ubicado por la Av. dolores, que en ese momento pertenecía al distrito de Paucarpata y no al de José Luis. Juntos invirtieron casi todo su dinero ahorrado por años y así fundaron el Edificio el Greco, donde sabían que un parque era necesario para las familias que habitaran el lugar y también le daría un mejor aspecto. Poco a poco los departamentos fueron vendidos y el pequeño parque ya se llenaba de risas y también de llantos por algunas caídas y raspones de niños muy juguetones e inquietos.

Pero este parque se convirtió en un lugar especial para 4 niños, Sol y Diego (ambos primos) que vivían en el bloque A, Claudio del bloque C y María Fernanda del Bloque E. Ellos amigos inseparables desde que llegaron a vivir al edificio, encontraron al parque como su refugio, su escapatoria del colegio, su fiel amigo los fines de semana y feriados, era el punto de encuentro para fiestas y para juegos. El parque los envolvía y los trasportaba a otro mundo.

Los juegos que se desarrollaban en el pequeño patio, eran la “Pesca-pesca”, “Policías y ladrones” y para los chicos el clásico fulbito. Un día como cualquiera los 4 amigos salieron a jugar, a Diego le regalaron una nueva pelota por navidad, quería estrenarla y la bajo al parque, empezaron a jugar y Claudio creyéndose jugador de la selección, dio una patada tan fuerte a la pelota que atravesó la ventana de la vecina más antipática de todas, “Seño Carmen” como le decían, salió escandalizada de su casa e inmediatamente grito a los 4 niños que jugaban en el parque, llamo al administrador del edificio y dijo “Estos mocosos, deberían tener prohibido jugar en el patio” el administrador soltó una carcajada inmensa, Raúl Salas de 40 años un señor canoso que siempre andaba con terno, le dijo a la señora que prohibir a un grupo de niños jugar en su lugar preferido, era la idea más absurda e ilógica (por no decir idiota) que había escuchado en su vida. “Ellos pueden jugar cuando se les plazca, son niños, tranquila yo te repondré tu ventana”.

El parque de El greco, no podía de dejar de recibir las alergias de los niños, solo salía el Sol cuando alguien jugaba o conversaba en él. Solo en esos momentos el pequeño espacio de llenaba de vida.

RESURRECCIÓN

Era ya 2001, 48 familias vivían en el edificio, los Ramírez, los Castillo, los Salas, los Olaechea, todos los integrantes de esas familias, pasaron alguna vez un momento especial en el parque. Sol, Diego, Claudio y María, estaban ya más grandes, ahora tenían más tareas y no todos los días podían divertirse en el pequeño espacio de pasto.

Eran exactamente las 15 horas del día sábado 23 de julio, todos estaban en sus casas descansado y compartiendo momentos en familia, cuando de repente todo empieza a temblar, el movimiento se sentía cada vez más y más fuerte, las ventanas temblaba, pequeños pedazos del techo empezaban a caer, el edificio parecía que se tambaleaba de un lado a otro, los vecinos bajaban de sus casos en medio de gritos y lágrimas, asustados y de miedo. Lo que estaba pasando era que un terremoto de 8.4 grados de magnitud, estaba sucediendo en la ciudad de Arequipa. Casi todas las familiar bajaron y se concentraron en el parque hicieron rondas y entre rezos esperaban que todo acabe pronto.

El edificio parecía venirse abajo y ese pequeño parque se llenaba de escombros, polvo y también de lágrimas. Cuando todo termino y levantaron las miradas se dieron cuenta de que el patio, su querido patio estaba completamente destruido, los columpios se habían venido abajo, las bancas estaban desechas, no solo se destruyó un lugar, en ese momento también se destruyó la infancia de muchos.

Pasaron los días y el grupo de 4 amigos no tenían donde jugar, tenían miedo, por las réplicas, pero sus ansias de jugar y de recuperar aquel lugar, los llevaron a realizar algo grande. Un día se encontraron en medio de escombros y decidieron limpiar su patio de juegos, con escobas en manos y bolsas de basura trataban de recoger y ordenan aquel parque que significaba mucho para ellos, las personas desde sus ventanas veían lo que se estaba sucediendo les encanto la iniciativa de estos tres pequeños niños. Uno de los vecinos, José, grito “Vamos, ayudemos a reconstruir nuestro hermoso parque” todos ayudaban sin excepción, desde niños hasta los más ancianos del edificio. Juntos hicieron que el Sol salga de nuevo en aquel parque, todo volvió a su lugar. Nuevos columpios, nuevas bancas, todo era como antes e incluso mejor.

Aquel día, todos se pusieron de acuerdo para ayudar a resucitar en medio de escombros a ese espacio tan especial. A ese parque que guarda más secreto y anécdotas de los que uno se pueda imaginar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario