¡BAÚL DE RECUERDOS!
El parque del edifico El Greco, de
la Urbanización Quinta Tristán, es un lugar que a acogido desde niños y adultos
y que ha guardado gratos recuerdos de cada generación. Cuando sucedió el
terremoto en el 2001 parecía que ese espacio de recreación, había desaparecido,
pero las ansias de volver a jugar de 4 pequeños niños, ayudaron a reconstruir
el pequeño patio. Actualmente alberga a 48 familias, que cada vez que pueden,
salen de sus casas para disfrutar un momento en su parque.
Por: Sol Farah Luna Castillo
Un parque, puede significar
muchas cosas, un lugar de diversión con juegos, un lugar para descansar con
verdes pastos y lindas bancas, o un lugar para pasear y observar. Un parque
puede ser o no especial para alguien. Según el diccionario de la Real Academia
Española. La definición de la palabra parque es “Terreno acotado en núcleos
rurales o urbanos, generalmente con plantas y árboles, destinado a usos
diversos, especialmente al recreo público”. La definición cambia según la
persona, y el cariño también.

Su creación se remonta a 1991,
cuando un 27 de julio el señor Alberto Gómez de la Torre junto con su socio de
toda la vida Raúl Zamalloa Hinojosa, ambos Ingenieros de 35 años de edad,
vieron que construir edificios no significaba mucha inversión y que alquilarlos
y venderlos les daría grandes ganancias, es así que decidieron construir uno.
El terreno que más les agrado fue el que estaba ubicado por la Av. dolores, que
en ese momento pertenecía al distrito de Paucarpata y no al de José Luis.
Juntos invirtieron casi todo su dinero ahorrado por años y así fundaron el
Edificio el Greco, donde sabían que un parque era necesario para las familias
que habitaran el lugar y también le daría un mejor aspecto. Poco a poco los
departamentos fueron vendidos y el pequeño parque ya se llenaba de risas y
también de llantos por algunas caídas y raspones de niños muy juguetones e
inquietos.
Pero este parque se convirtió en
un lugar especial para 4 niños, Sol y Diego (ambos primos) que vivían en el
bloque A, Claudio del bloque C y María Fernanda del Bloque E. Ellos amigos
inseparables desde que llegaron a vivir al edificio, encontraron al parque como
su refugio, su escapatoria del colegio, su fiel amigo los fines de semana y
feriados, era el punto de encuentro para fiestas y para juegos. El parque los
envolvía y los trasportaba a otro mundo.
Los juegos que se desarrollaban
en el pequeño patio, eran la “Pesca-pesca”, “Policías y ladrones” y para los
chicos el clásico fulbito. Un día como cualquiera los 4 amigos salieron a
jugar, a Diego le regalaron una nueva pelota por navidad, quería estrenarla y la
bajo al parque, empezaron a jugar y Claudio creyéndose jugador de la selección,
dio una patada tan fuerte a la pelota que atravesó la ventana de la vecina más
antipática de todas, “Seño Carmen” como le decían, salió escandalizada de su
casa e inmediatamente grito a los 4 niños que jugaban en el parque, llamo al administrador
del edificio y dijo “Estos mocosos, deberían tener prohibido jugar en el patio”
el administrador soltó una carcajada inmensa, Raúl Salas de 40 años un señor
canoso que siempre andaba con terno, le dijo a la señora que prohibir a un
grupo de niños jugar en su lugar preferido, era la idea más absurda e ilógica
(por no decir idiota) que había escuchado en su vida. “Ellos pueden jugar
cuando se les plazca, son niños, tranquila yo te repondré tu ventana”.
El parque de El greco, no podía
de dejar de recibir las alergias de los niños, solo salía el Sol cuando alguien
jugaba o conversaba en él. Solo en esos momentos el pequeño espacio de llenaba
de vida.
RESURRECCIÓN
Era ya 2001, 48 familias vivían
en el edificio, los Ramírez, los Castillo, los Salas, los Olaechea, todos los
integrantes de esas familias, pasaron alguna vez un momento especial en el
parque. Sol, Diego, Claudio y María, estaban ya más grandes, ahora tenían más
tareas y no todos los días podían divertirse en el pequeño espacio de pasto.
Eran exactamente las 15 horas del
día sábado 23 de julio, todos estaban en sus casas descansado y compartiendo
momentos en familia, cuando de repente todo empieza a temblar, el movimiento se
sentía cada vez más y más fuerte, las ventanas temblaba, pequeños pedazos del
techo empezaban a caer, el edificio parecía que se tambaleaba de un lado a
otro, los vecinos bajaban de sus casos en medio de gritos y lágrimas, asustados
y de miedo. Lo que estaba pasando era que un terremoto de 8.4
grados de magnitud, estaba sucediendo en la ciudad de Arequipa. Casi todas las
familiar bajaron y se concentraron en el parque hicieron rondas y entre rezos
esperaban que todo acabe pronto.
El edificio parecía venirse abajo
y ese pequeño parque se llenaba de escombros, polvo y también de lágrimas. Cuando
todo termino y levantaron las miradas se dieron cuenta de que el patio, su
querido patio estaba completamente destruido, los columpios se habían venido
abajo, las bancas estaban desechas, no solo se destruyó un lugar, en ese momento
también se destruyó la infancia de muchos.
Pasaron los días y el grupo de 4
amigos no tenían donde jugar, tenían miedo, por las réplicas, pero sus ansias
de jugar y de recuperar aquel lugar, los llevaron a realizar algo grande. Un día
se encontraron en medio de escombros y decidieron limpiar su patio de juegos,
con escobas en manos y bolsas de basura trataban de recoger y ordenan aquel
parque que significaba mucho para ellos, las personas desde sus ventanas veían
lo que se estaba sucediendo les encanto la iniciativa de estos tres pequeños
niños. Uno de los vecinos, José, grito “Vamos, ayudemos a reconstruir nuestro
hermoso parque” todos ayudaban sin excepción, desde niños hasta los más
ancianos del edificio. Juntos hicieron que el Sol salga de nuevo en aquel
parque, todo volvió a su lugar. Nuevos columpios, nuevas bancas, todo era como
antes e incluso mejor.
Aquel día, todos se pusieron de
acuerdo para ayudar a resucitar en medio de escombros a ese espacio tan
especial. A ese parque que guarda más secreto y anécdotas de los que uno se
pueda imaginar.
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