sábado, 18 de julio de 2015

CHICHA POWER

Por: Sol Farah Luna Castillo
sol.farah.luna.castillo@gmail.com

M

uchos creen que al hablar de “cultura chicha” no tiene mucho sentido. Creen que lo “chicha” se refiere a la informalidad, un rasgo transversal de una sociedad débil, creen que solo se refiere a la precariedad de la vida ciudadana (“cultura combi” y otras apelaciones poco felices), o simplemente se le vincula con el periodismo de baja calidad, donde solo está incluida las zonas de bajo estado económico, ósea los pobres. Pero creo que están muy equivocados. El término cultura chicha va más allá de estas pobres apelaciones.

Yo lo veo como una manifestación urbana, del migrante andino o de sus hijos o nietos, no de los “cholos” como se dice racialmente, es un estilo de cultura lleno de color y musicalidad. El por qué se debe preservar el termino "cultura chicha" es algo que me he propuesto el día de hoy, no es solo por su música local que últimamente ha trascendido fronteras, especialmente en su última expresión la “tecno-cumbia”. Que se ha elevado a miles de lugares y ha llegado miles de compatriotas, a diversos países, todo por la atracción misma de las melodías chicheras (de ritmo sencillo y de fácil bailar) es posible encontrar sus expresiones mucho más allá de las fronteras peruanas. En argentina por ejemplo, donde hay numerosas colonias peruanas, han surgido versiones de locales, reelaboradas, formándose grupos importantes y adoptándose a la también costumbre de reunirse en grandes locales (“bailantas” lo que en el Perú llamamos como “chichodromos”)

Pero su belleza está más allá de su música, está en que el término “Chicha”, ha llegado a otras expresiones, ha ido más allá y ahora se encuentra en el arte para ser más específicos el “lettering” que son letras dibujadas a mano, así que precisamente el Lettering lo podemos entender como aquellos trabajos que han sido dibujados, es decir letras dibujadas NO escritas. Lo encontramos en las calles o a mayor amplitud en murales como en trabajos realizados por el diseñador gráfico y amante de la cultura chicha Eliot Tupac, que en la actualidad se encuentra recorriendo el mundo (a llegado a Paris y a Grecia) mostrando lo bello del arte chicha y sus impresionantes y vivos colores. Como es posible que en el extranjero sea más apreciado estas manifestaciones culturales que en nuestro propio país. Es triste pero es nuestra realidad.

El color que representa a la cultura chicha, aquellos colores fosforescentes llenos de vida, que alumbran cualquier salón sin necesidad de luz, eso es lo más rico de la cultura chicha y algo que se debería preservar en el Perú, estamos tan “extranjerizados” que hemos perdió el amor a lo nuestro, no solo odiamos las polleras y el wayno, ahora también la música chicha y sus expresiones. Odiamos algo que es nuestro.

La resistencia que tiene el peruano a reconocer esto, significa un rechazo a los sectores criollos tradicionales, una desvalorización de lo propio. Pero lo “chicha” es un proceso cultural más profundo y profuso que tiene un carácter singular y su propia novedad histórica. Si la música chicha nos mueve, porque no toda su cultura.

Ya baste de buscar música o publicidad con mero contenido “gringo” es hora de revalorizar nuestra propia cultura y porque no vivirla a través del color y musicalidad que tiene el movimiento chicha. Dejemos de pensar que chicha se refiera el cholo, al más pobre, chicha es parte de nuestra cultura y es algo que debería prevalecer porque es nuestro.

Aunque la solución a que todo peruano se acomode a esta cultura que últimamente está dando de qué hablar, suene difícil, ya que estamos llenos de prejuicios raciales y estamos programados para consumir todo lo de afuera, creo que deberíamos dar un momento para entender esta cultura llena de color y alegría, y entender que no es un movimiento pasajero, sino que es algo que viene ya desde años. Debemos saber que la “Chicha es Power” y nadie la parara.

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